El día a día de una Persona Altamente Sensible puede tener distintas intensidades y variantes, con muchos matices y una infinidad de sensaciones que, probablemente, harán que su vida sea de todo menos aburrida.
La percepción de los distintos estímulos que recibimos a diario se realiza mediante los distintos sistemas sensoriales que poseemos. Los Interoceptores informan sobre el estado de los procesos internos del organismo. Los propioceptores proporcionan información sobre la situación del cuerpo en el espacio, postura, movimientos y equilibrio. Los exteroceptores informan del ambiente externo, pudiendo ser estos receptores de contacto que nos informan de la presión, temperatura, sabor, o receptores a distancia, que permiten la visión, audición y el olfato. Y no nos olvidemos del llamado sexto sentido, la intuición. La información recibida será procesada en función de los estímulos en sí y de la capacidad receptiva de la persona, pero también de la atención, de la interpretación que se le atribuya y de las emociones que genere, de forma que el resultado final puede variar mucho sobre todo en esta última fase, en la que la persona puede modificar el proceso cognitivo. Y eso es lo que nos interesa: poder modificar cómo sentimos el día a día para mejorarlo.