La alta sensibilidad es sentimiento, emoción, creatividad, ilusión..., pero a veces conlleva incomprensión, dolor y sufrimiento. No es una enfermedad ni un defecto.
Poseemos unas capacidades que a veces no comprendemos. O que los demás no entienden.
Sentimos necesidades que en ocasiones no satisfacemos, por vergüenza, por temor o miedo.
Nuestros sentidos se quejan si los estímulos que reciben son demasiado intensos.
Queremos, amamos... y sufrimos, pero muchas veces lo cubrimos bajo el manto del silencio.
La alta sensibilidad es más común de lo que suele creerse, pues aproximadamente un 20% de la población es PAS. Pero la mayoría no lo sabe.
Vemos el mundo con curiosidad, con ganas de descubrir lo que está oculto a nuestros ojos.
Con ilusión, con alegría, con voluntad, con afán de superación.
Con deseos de entender por qué somos y nos sentimos diferentes.
De valorar y apreciar cómo pensamos y percibimos el sol, el agua, la tierra o el viento.
De amar y sentir intensamente sin pagar con dolor. De luchar y soñar un mundo mejor.
Siente, intuye, emociónate, ama, sueña, vive...