PAS - Un don muy humano

Fue la psicóloga estadounidense Elaine Aron, en su libro titulado EL DON DE LA SENSIBILIDAD (Ediciones Obelisco), quien empezó a considerar la alta sensibilidad como un don.

 

Efectivamente, cabe considerarla como un don muy humano, aunque en ocasiones pueda no parecerlo, pues muchas PAS tienen dificultades para modular su sensibilidad, para interaccionar armónicamente con el entorno, para expresar sus emociones o para sentirse bien consigo mismas.

 

En ocasiones sus comportamientos pueden ser fácilmente etiquetados como patológicos o desequilibrados cuando, en realidad, la alta sensibilidad no es una enfermedad sino producto de la incomprensión y el desconocimiento de unas capacidades muy humanas y dignas. Pero este etiquetaje erróneo, esta incomprensión y desconocimiento, pueden acarrear una valoración equivocada e injusta que, a su vez, aumente los problemas de la Persona Altamente Sensible. Y en muchas ocasiones empieza a ocurrir en su infancia.

Para la mayoría de las personas de nuestra sociedad actual ya resulta complicado hallar el equilibrio entre sus deseos y las limitaciones u obligaciones a las que se ven sometidas.  Tienen dificultades para mantener la consonancia y la armonía entre lo que piensan y lo que hacen, o para mantener las fuerzas, el ánimo y la serenidad interior, necesarias para afrontar un día a día cada vez más exigente y estresante. Pero para una Persona Altamente Sensible estas dificultades pueden ser aún mayores, ya que son más vulnerables. Sin embargo, estas personas no suelen saber que en realidad también tienen unas ventajas que no utilizan porque nadie se las ha explicado, ignorando que son personas especiales y maravillosas que tienen un don que cultivar y aprender a aplicar.

Reconocer la alta sensibilidad

 

El simple hecho de descubrir y reconocer que eres una Persona Altamente Sensible tiene, de por sí, un efecto positivo, liberador y tranquilizador. Porque entonces ya sabes qué te está ocurriendo.

 

Una vez traspasada esta primera barrera podrás ver las cosas de diferente manera y saber cómo actuar. Sabes que tienes un don. Observarás los problemas de una forma mucho más positiva y constructiva. Y esperanzadora, porque vislumbrarás el sendero a seguir para llegar a mejorar aquellos inconvenientes o problemas que te perturban. Un camino de serenidad y naturalidad por el que podrás viajar hacia tu bienestar emocional, descubriendo quién eres en realidad y aprendiendo a serlo en plenitud.

 

No necesitarás máscaras, podrás mostrarte con entereza y serenidad, con alegría y felicidad.

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© José María Guillén Lladó